Era el que más conocimiento tenía. Generalmente, quien más años llevaba en la empresa. Conocía la teoría, la técnica, los programas, la normativa, se manejaba bien entre la burocracia. Él ha sido siempre el jefe.
Ahora el líder es otra figura. Es el que se empeña en saber ‘cómo’ conseguir los objetivos del equipo y por tanto, de la compañía. Tal como decía Reyes Rite, colaboradora de ATREVIA, en uno de nuestros foros, “el liderazgo es hacer más humano aquello que tienes alrededor y conseguir las metas en común. El 15% del liderazgo es saber, el otro 85% es saber cómo”.
En un país, como España, en el que más del 85% de los trabajadores aseguran que su trabajo les ocasiona problemas de salud, la gestión emocional del capital humano es imprescindible en la psicología de las organizaciones. El rol del nuevo líder por tanto, ha de tener las habilidades necesarias para afrontar el cambio, el conflicto, la negativa, el desánimo, la desmotivación…, en un entorno complejo, retador, global y de cambio. Un cambio que, por cierto, ha llegado para quedarse.
Para nuestras compañías, ahora más que nunca, trabajar con los equipos es prioridad, porque son uno de los pilares que definen su identidad y un elemento clave para el negocio. Necesitan, por tanto, contar con un nuevo líder, capaz de crear un ambiente de trabajo alineado en la excelencia que refuerce su estrategia y su negocio. Las empresas, por tanto, necesitan saber cómo gestionar de forma eficaz las relaciones en el entorno laboral
Este nuevo líder nunca será medido por cuánto conoce la normativa y los procesos, sino por su capacidad para gestionar las relaciones interpersonales a fin de mantener la buena salud, la creatividad, la productividad y la competitividad sana dentro de los equipos.