Nos van a hacer fotos corporativas para el book de la empresa. Ojo, hay que venir arregladitos ‘estilo business’, serios y profesionales, pero cercanos y accesibles. Un estrés, qué queréis que os diga, sobre todo para los que somos poco fotogénicos y parecemos siempre muñequitos de cera de sonrisa congelada en este tipo de imágenes. Yo es que prefiero hacerme un selfie.
¿Y por qué no? Si se los hace Obama, Peña Nieto, ¡y hasta nuestro ibérico Rajoy!, que aprovecha eventos y visitas oficiales para autofotografiarse con deportistas, cantantes o colegas, ¿quiénes somos nosotros para contradecir la tendencia?
Y es que, dejando a un lado a cantantes, actores y celebrities de cualquier tipo, siempre más libres y transgresores en el terreno de la imagen, en el mundo empresarial también estamos viendo cambios. Atrás quedaron esas fotos de directivos, todos cortados por el mismo patrón, vestidos por el mismo sastre y peinados por el mismo peluquero. Corbata neutra, mirada a cámara, gesto serio… Ahora sonríen más, se mueven, se quitan la corbata, salen en grupo y publican esas fotos ellos mismos en sus redes sociales.
¿Y por qué no? Hoy día cualquier periodista toma fotos con su móvil en un evento para luego utilizarlas en su medio, por lo que mejor estar preparados y abiertos a esta nueva generación en la que cada persona, entre los doce y los ochenta años, lleva una cámara en el bolsillo. El siguiente paso es el selfie entrevistador/entrevistado, para que quede constancia de la conversación.
Así que atentos, responsables de imagen corporativa de las empresas, no importa si vuestro director general es mayor de sesenta, si es abogado o vende ropa vaquera, si se siente o no cómodo con las fotos corporativas… Al final, acabará haciéndose un selfie él mismo.