La generación de jóvenes que han crecido con Internet está llamada a cambiar el mundo. Son jóvenes que aprendieron a andar sujetándose con una mano a la pared, sin soltar la tablet o la consola educativa, que agarraban con la otra. Los gadgets son su hábitat natural, han madurado deprisa, son autodidactas, están permanentemente conectados y sus parámetros de comunicación son muy distintos de los de sus predecesores.
Estos jóvenes, conocidos como Generación Z, plantean enormes retos a las empresas, precisamente por la variedad y riqueza de su background. Como empleados, cuentan con unas habilidades que les hacen multidisciplinares ante las tareas diarias de la compañía, demandan entornos de participación y comunicación abiertos y rinden más en ambientes que fomenten el trabajo en equipo y la creatividad.
Aspiran a un empleo acorde a su personalidad. Las empresas deberán plantearles retos y objetivos a corto plazo continuamente, lo cual también exige un cambio radical en las políticas de formación. El training de estos empleados multitask debe ser específico para cada puesto de trabajo, pegado a la realidad del día a día y coherente con sus inquietudes y su forma de verse a sí mismos: se venden por lo que saben, no por el cargo que ocupan.
Los programas de formación deben corresponderse con esta realidad y satisfacer esta demanda de un empleado cuya capacitación, por tanto, ha de contemplar esta individualidad, tan alejada del plan de formación anual, con entrenamientos prácticos y experienciales, orientados a aspectos como el learning by doing, la interacción constante y la utilización de la práctica adecuada a cada perfil.
Las críticas a la calidad de la formación son habituales entre los nativos digitales que aún son universitarios. Según el informe Generación Z. El último salto generacional, elaborado por ATREVIA y Deusto Business School, los estudiantes se quejan de que las Universidades no forman para los problemas reales de quienes optan por ser emprendedores o por sectores muy tecnificados.
Les toca a las empresas, pues, suplir estas carencias, y les corresponde también replantear las políticas de selección, los puestos de trabajo, los modelos de aprendizaje y los canales de comunicación. El reto es enorme.