Uno de los perfiles profesionales más demandados por las empresas, y en especial por aquellas dedicadas a los asuntos públicos, son aquellas con la capacidad de analizar e interpretar gran cantidad información para transformarla en documentos de alto valor estratégico para los clientes. Este perfil profesional encaja perfectamente con el que se emplea en el denominado “ciclo de inteligencia”.
Como continuación a la serie de documentos publicados sobre los procesos de inteligencia, el presente artículo analiza cómo se desarrolla el proceso de análisis, interpretación y elaboración de informes. Dicho proceso es la frontera que diferencia a la información de la inteligencia. Es en este paso donde se ponen prueba los conocimientos adquiridos, no solo por el analista encargado de la elaboración del informe, sino por todo el conjunto de actores involucrados en el mismo.
A su vez, y siendo este uno de los procesos fundamentales en la elaboración del informe, es necesario adoptar cuantas medidas y técnicas sean necesarias para determinar que la información obtenida sea lo más fiable y creíble posible. La eliminación de los sesgos, de información no veraz así como de información que nos pueda alejar del objetivo inicial es una de las tareas primordiales que el equipo encargado debe realizar antes de realizar la integración de los datos para la elaboración final del documento.
“Tener diferentes fuentes o canales de información no significa tener inteligencia.”
Prof. Fernando Cocho
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Esta afirmación corrobora el hecho de que el denominado “Ciclo de inteligencia” no termina en el momento que has obtenido una determinada cantidad de información a través de diferentes fuentes o canales de información, si no todo lo contrario. El verdadero proceso de inteligencia comienza una vez que has recopilado la suficiente información como para realizar un trabajo de análisis e interpretación de la misma que derivará en un documento de inteligencia. La información por sí sola no aporta valor estratégico para el decisor. Es el conjunto de datos los que una vez ponderados y analizados se trasladan a un documento que cumple unas necesidades básicas identificadas de forma previa. El proceso de elaboración y análisis determina la frontera entre información e inteligencia.
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La evaluación de la fiabilidad, la credibilidad y la pertinencia de la información disponible; la integración de la información procedente de múltiples fuentes y su armonización con material informativo relevante ya existente; y el análisis y la interpretación de toda esa información (Cussac, 2011) es el procedimiento empleado por los analistas en el momento de ponerse a elaborar un informe de inteligencia en base a una determinada información obtenida.
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Con los datos en la mano, se realiza una primera evaluación con el objetivo de desechar aquellos datos que son inexactos, poco fiables o que dispongan de un claro sesgo. En este sentido, es importante determinar la fiabilidad y la credibilidad de las fuentes de información con las que se están trabajando. Se pueden categorizar de la siguiente manera (Cussac, 2011):
Con la categorización establecida se procede a realizar una codificación de los datos obtenidos. Ejemplo: “D6” “Los datos proceden de una fuente no siempre fiable en el que la exactitud de los mismos es no evaluable”
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Para comprender el proceso que se realiza a la hora de analizar la fiabilidad y la credibilidad de la información obtenida es necesario especificar que este proceso no solo se realiza solo por los analistas, sino que en dicho proceso intervienen prácticamente toda la cadena de actores involucrados en el informe de inteligencia.
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En primer lugar, la información es analizada por el miembro encargado de su obtención, que a su vez solicita al órgano encargado del informe realizar un segundo pre-análisis. Después de estas dos fases es el analista el que se encarga de evaluar, definitivamente, los datos obtenidos. De forma seguida se realiza el proceso de integración de la información obtenida. Este proceso se basa en un principio fundamental de cualquier servicio de inteligencia: “no conformarse, en lo posible, con una única autoridad informativa.” (Cussac, 2011). Esto pretende conseguir que el todo sea más importante que los elementos individuales.
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Por último, una vez que la información ha sido obtenida e integrada, esta debe de ser analizada e interpretada, lo que permitirá al analista elaborar el informe definitivo de inteligencia. Una interpretación adecuada solo es posible si el analista dispone de un conocimiento previo de aquello que se intenta comprender y, a su vez, un análisis se considera incompleto si no se acompaña de un desvelamiento de las claves explicativas y del comportamiento de lo analizado. Este es el motivo por el cual análisis e interpretación son dos procesos simultáneos y complementarios. Contextualizar los datos obtenidos en este procedimiento permite valorar la información durante el análisis, a profundizar en la interpretación y a comunicar las claves para su comprensión.
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Finalizado esta fase, el analista dispone de un documento de inteligencia adaptado a las necesidades previamente descritas. Ahora tan sólo queda realizar la fase de difusión y comunicación a los decisores para que estos puedan disponer del informe y de la información contenida en tiempo y forma, siendo este el objetivo principal de todo el proceso.