Los directivos deben hacer un esfuerzo para fidelizar a sus colaboradores mediante la involucración intelectual y emocional, haciendo visible que la contribución con el esfuerzo individual es vital para la consecución de los objetivos globales de la compañía.
Hay que comunicar todos los aspectos positivos que fortalecen al equipo, convirtiéndose esta acción en un elemento estratégico para conseguir estimular la ya gastada motivación. Es imprescindible fidelizar al empleado haciendo foco en aquello que provoca su compromiso, atender a la diversidad, por ello si las necesidades son diferentes, también los modelos de reconocimiento deberán ser flexibles.
En estos tiempos es más que necesario pararse a pensar en lo que estamos haciendo bien, en qué medida el equipo está contribuyendo en la superación de dificultades; cuándo, quién y de qué manera. Y entonces podremos planificar estratégicamente el reconocimiento colectivo generando espacios y directrices de actuación en comunicación interna que nos permitan elevar y hacer público el éxito de las personas y del gran esfuerzo que está realizando el colectivo.
Los programas de reconocimiento nos ayudan a conseguir el engagement y repercuten directamente en un mejor servicio para el cliente y en una notable mejoría de la percepción de la marca por parte del entorno y de su colectivo de stakeholders.
Son múltiples y muy diversas las empresas que han desarrollado programas de reconocimiento y, por defecto o por acierto, han aprendido que una de las claves para lograr capitalizarlo es hacer una efectiva comunicación, tanto previa como posterior, que enmarque la iniciativa. Fe de ello pueden dar compañías como Heineken, Monsanto, Telefónica-Movistar y BP, entre otras, que entienden que el salario emocional puede proporcionar al negocio un importante margen competitivo cuando se trata de gestionar y fidelizar con acierto el talento presente en su organización.
Emi Solis, ponente del próximo Foro en Colombia y Perú, “Las cuatro grandes verdades de la Comunicación Interna”.